El Gobierno llega al final de 2025 con resultados mejores a los previstos hace dos meses, luego de una etapa de fuerte tensión cambiaria en plena carrera electoral. El riesgo país cayó a 569 puntos, su nivel más bajo en siete años; se avanzó en la flexibilización de las bandas cambiarias en línea con demandas internacionales y se pusieron sobre la mesa proyectos reformistas que entusiasman a inversores.
No obstante, la escena política muestra fricciones que limitan el entusiasmo oficialista. Los tratamientos del Presupuesto 2026 en Diputados y de la reforma laboral en el Senado sufrieron tropiezos por negociaciones complejas y acuerdos inesperados entre bloques. Estas tensiones evidencian que, aunque el oficialismo ganó peso legislativo, la política sigue siendo un espacio de concesiones.
En el mercado cambiario la recalibración de las bandas generó inquietud entre grandes operadores que buscan cerrar posiciones antes de fin de año. El Tesoro intervino comprando y vendiendo dólares para mitigar la volatilidad; según cálculos internos, aún necesita conseguir cerca de US$2.200 millones para cubrir vencimientos de enero. Hubo desembolsos de organismos internacionales recientes y se sostienen negociaciones con provincias emisoras de deuda para que aporten parte de sus dólares. También se trabaja para cerrar un repo con bancos internacionales.
En el frente energético, tras la salida de una petrolera internacional de un proyecto de exportación de GNL, la compañía estatal implicada negocia con otra empresa de Abu Dhabi para no perder la oportunidad de exportación, aunque la operación aún no está cerrada.
La agenda internacional también presentó complicaciones: el esperado acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur quedó frenado por objeciones de países europeos, lo que postergó anuncios previstos en una cumbre regional.
En lo fiscal, el Gobierno mantiene un enfoque gradualista: evita cambios bruscos que obliguen a dar marcha atrás. De mantenerse las condiciones actuales, el Tesoro estima cerrar el año con un superávit equivalente al 1,4% del PBI, ligeramente por encima de la meta comprometida con el FMI. La revisión del acuerdo con el organismo en enero podría incluir alivios por metas incumplidas.
El Banco Central y la Justicia continúan con investigaciones sobre operaciones cambiarias realizadas en 2023, cuando existió un control de cambios severo. Se detectaron circuitos por los cuales dólares oficiales habrían sido desviados al mercado informal, con reportes de operaciones sospechosas y sanciones millonarias ya aplicadas a algunas entidades. Para varios bancos el daño puede ser más reputacional, aunque no se descartan cambios de management o cierres de entidades más chicas.
El sistema financiero y las autoridades bancarias atraviesan cambios de nombres y estructuras en puestos claves. Además, los bancos plantearon reparos sobre artículos de la reforma laboral que afectan a billeteras electrónicas y el pago de sueldos.
Por último, circula un informe sobre el impacto del contrabando que advierte un aumento del comercio ilícito en sectores como neumáticos, textil y cerveza, y posiciona al país en un puesto desfavorable en un índice internacional. Ese fenómeno, junto con la necesidad de normalizar el mercado de cambios y de asegurar los dólares para vencimientos, figura entre las asignaturas pendientes para 2026.
En resumen, 2025 cerrará con indicadores macroeconómicos positivos y señales favorables para la inversión, pero con desafíos relevantes en el plano político, financiero y operativo que definirán la capacidad del Gobierno para avanzar con las reformas y consolidar la recuperación en 2026.





