La tasa de desocupación retrocedió al 6,6% en el tercer trimestre, pero el avance del empleo mostró una cara problemática: la creación de puestos se concentró principalmente en el sector informal. Aunque la ocupación creció frente al mismo periodo del año anterior, ese crecimiento se explica mayoritariamente por mayor cuentapropismo y trabajos sin cobertura formal.
En términos generales, la tasa de empleo se mantuvo prácticamente estable, con una mejora marginal respecto al trimestre anterior. Sin embargo, la participación de trabajadores no asalariados dentro del total de ocupados aumentó, lo que refleja una mayor expansión del monotributo relajado y de modalidades laborales que no demandan significativas inversiones en capital humano o físico. como plataformas de empleo y otras formas de contratación atípicas. La informalidad laboral subió hasta alrededor del 43,3%, confirmando una dinámica donde se ganan puestos, pero se pierde calidad laboral.
Especialistas en mercado laboral interpretan el dato como una “ajuste por calidad”: si bien más personas lograron insertarse en el mercado, lo hicieron mayormente en condiciones precarias y sin las garantías del empleo formal. El empleo registrado en empresas mostró señales de contracción, lo que contrasta con el crecimiento del empleo no registrado y del trabajo por cuenta propia.
A nivel regional, la situación no es homogénea: la región pampeana registró la mayor tasa de desocupación, seguida por el Gran Buenos Aires; en cambio, algunas regiones del noroeste presentaron índices notablemente más bajos. Por grupos etarios y de género, las más afectadas continúan siendo las mujeres jóvenes: entre 14 y 29 años la desocupación se ubicó en torno al 12,7%.
Las lecturas sobre el fenómeno son contrapuestas. Desde enfoques que destacan la mejora de la actividad económica se valora la creación de empleo como consecuencia de una mayor demanda; otros analistas advierten que la recuperación no se traduce en empleo de calidad ni en trabajo formal sostenido. Además, las reformas fiscales y laborales recientes que facilitaron la expansión de regímenes simplificados y la proliferación de ofertas laborales de baja barrera de entrada explican parte del aumento del trabajo no registrado.
En suma, el mercado laboral muestra señales mixtas: caída de la desocupación nominal, pero con un patrón de empleo caracterizado por mayor informalidad y precariedad. Para consolidar una mejora sustentable en la cantidad y calidad del empleo será clave la reactivación sostenida de la actividad económica, políticas que incentiven la contratación formal y controles que reduzcan la segmentación entre empleo registrado y no registrado.





