El Gobierno nacional anunció una regulación que endurece los controles aduaneros para las importaciones de ropa usada, en respuesta al fuerte incremento de esa operatoria durante 2025. La medida, impulsada desde la Subsecretaría de Comercio Exterior y respaldada por advertencias sanitarias, requerirá documentación adicional al momento del registro aduanero, incluido un nuevo formulario denominado AUTO-ROPA-USADA, además del certificado de desinfección ya vigente.

La nueva regulación se focaliza en las posiciones arancelarias 6309.00.10 y 6309.00.90, que abarcan ropa usada y productos afines. Fuentes oficiales explican que el objetivo es restringir y ordenar la entrada de mercadería sin imponer una prohibición absoluta, compatible con la línea de política comercial del Ejecutivo. Se espera que los controles eleven la complejidad de los trámites y, por ende, reduzcan el volumen de importaciones en los próximos meses.

El endurecimiento llega tras un crecimiento exponencial de las importaciones de ropa usada en lo que va del año, que potenció la llegada de bultos provenientes principalmente de Estados Unidos. Este flujo implica que la mercadería se reúna en fardos de 25 a 50 kilos, muchas veces agrupada por tipo o marca, y luego se comercialice en plataformas y redes sociales. Las autoridades sanitarias alertaron sobre riesgos potenciales para la salud pública, especialmente en poblaciones vulnerables como bebés, niños, adultos mayores y personas inmunocomprometidas, lo que motivó la inclusión de requisitos adicionales.

Además de los argumentos sanitarios, el Ejecutivo atendió reclamos del sector textil y de indumentaria local, que sufrió un fuerte deterioro: según datos oficiales, las fábricas del rubro utilizaron apenas alrededor del 33% de su capacidad instalada en octubre pasado, el nivel más bajo dentro de la industria. Empresarios atribuyen la crisis a una 'Doble Nelson' compuesta por la caída del mercado interno y una apertura comercial acelerada en condiciones adversas: alta carga tributaria, costos crecientes, regresión competitiva por el tipo de cambio y deficiencias en infraestructura y régimen laboral.

Los impulsores de la medida sostienen que los nuevos requisitos permitirán evaluar los impactos sanitarios y ambientales de estas importaciones y reducir los casos de mercadería no apta para el mercado local, que en otros países ha terminado en vertederos o abandono. El formulario AUTO-ROPA-USADA se sumará al certificado de desinfección para intentar asegurar trazabilidad y condiciones higiénicas mínimas.

Desde el punto de vista operativo, los importadores afrontarán mayor carga administrativa y potenciales demoras en despachos; en paralelo, la industria nacional espera una reducción de la competencia informal generada por estas importaciones. Quedan pendientes detalles sobre el esquema de control y los plazos de implementación, así como posibles respuestas del comercio minorista y de plataformas de venta online.

En síntesis, el Gobierno busca contener el boom de importaciones de ropa usada mediante controles aduaneros más estrictos y requisitos sanitarios adicionales, con la finalidad de mitigar riesgos para la salud pública, limitar impactos ambientales y ofrecer alivio a la industria textil argentina sin recurrir a una prohibición total.