Argentina entra en 2026 con expectativas positivas y desafíos estructurales. Las proyecciones oficiales y de consultoras privadas anticipan un crecimiento del Producto Bruto Interno cercano al 4% y un impulso destacado del consumo privado, que podría registrar un avance alrededor del 4% por la mejora del salario real y una mayor disponibilidad de crédito. Este escenario apunta a una recuperación sostenida, aunque desigual entre sectores.

Los motores principales del crecimiento serán la inversión y las exportaciones. Sectores vinculados al comercio exterior, como la energía y la minería, muestran mayor dinamismo y se proyectan como los más beneficiados. El segmento petrolero, por ejemplo, espera incrementos de dos dígitos para 2026, luego de una expansión relevante en 2025. La construcción también aporta a la recuperación: se estima un crecimiento anual significativo, con especial foco en obra privada no residencial (retail, logística para comercio electrónico, data centers, energías renovables y turismo) y en una reconfiguración de la obra pública hacia transferencias a provincias y concesiones público-privadas.

La venta de maquinaria agrícola y la actividad exportadora vinculada al agro seguirán siendo pilares de la demanda externa, lo que reafirma la importancia de una estrategia que potencie la competitividad y la logística de salida a mercados internacionales. La industria acompañará la recuperación con una expansión moderada, en torno al 3%, pero la producción total aún se mantendría cerca de un 4% por debajo de los niveles de 2023, lo que evidencia rezagos pendientes de recuperación plena.

A pesar de la mejora macroeconómica, hay señales de debilidad en el mercado laboral que merecen atención: la generación de empleo y la calidad del trabajo serán variables clave para consolidar el crecimiento y traducirlo en mejora del consumo y de la inclusión social. Además, la evolución de las reservas externas es un factor de riesgo para la estabilidad macroeconómica; organismos internacionales han recomendado fortalecer los niveles de reservas como medida preventiva.

Para aprovechar las oportunidades, expertos recomiendan medidas que promuevan inversión privada, faciliten el acceso al crédito responsable, mejoren la infraestructura logística y energética, y mantengan políticas que contengan la inflación sin frenar la recuperación. En síntesis, 2026 aparece como un año de consolidación potencial para la economía argentina, con sectores exportadores y de infraestructura como protagonistas, mientras que la política económica y la gestión de reservas serán determinantes para sostener el avance y reducir vulnerabilidades.

Qué observar en 2026: ritmo del consumo privado, evolución del empleo, desempeño del sector petrolero y energético, expansión de la construcción no residencial, y niveles de reservas externas. La preparación empresarial y ciudadana ante estas tendencias será clave para aprovechar el crecimiento y mitigar riesgos.