Desde el 10 de diciembre, el Congreso argentino registra una presencia evangélica inédita: 12 bancas ocupadas por dirigentes de distintas iglesias, entre bautistas y pentecostales. La mayor parte de esos legisladores forman parte del espacio político La Libertad Avanza, lo que amplifica la influencia religiosa en la agenda parlamentaria y en la representación territorial, especialmente en la Patagonia.
Dirigentes como Maira Frías y referentes vinculados a Nacidos Para Gobernar y a la Fundación EPASI ilustran los lazos entre organización religiosa y acción política. Valoy, politóloga y psicóloga social, lidera proyectos de “educación en valores” y ha intervenido activamente en campañas contra la legalización del aborto (2018 y 2020), se opuso a la Ley Micaela y cuestiona la llamada “ideología de género”. Sus escritos y discursos combinan un relato religioso y profético con interpretaciones políticas, en ocasiones comparando actores contemporáneos con figuras bíblicas para enmarcar disputas ideológicas.
La senadora neuquina y su familia muestran la articulación entre iglesias, instituciones y políticas locales: el caso de la senadora Márquez, pastora de la Iglesia Jesús es Rey, que dirige una mutual y un colegio con cerca de 1.800 alumnos, ejemplifica la base social y organizativa que respaldan a estos dirigentes. Su padre integra la mesa directiva de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), organización que agrupa a miles de congregaciones y actúa como nexo institucional.
En el sur, dirigentes como Jairo Henoch Guzmán (Santa Cruz) y la dupla de Tierra del Fuego, los diputados Santiago Pauli y Miguel Rodríguez, muestran cómo la presencia evangélica se extendió por distintos distritos. Henoch Guzmán se presentó públicamente como “cristiano, anti progresista” y remarcó valores de origen religioso como motor de su ingreso a la política. En distintos actos públicos, pastores han participado con oraciones y bendiciones a legisladores, señalando una visible convivencia entre celebraciones religiosas y actividades políticas.
El crecimiento de representación evangélica plantea interrogantes sobre su impacto en debates clave: políticas de género, educación, derechos reproductivos y legislación social. Los referentes analizados combinan propuestas de corte conservador con estrategias organizativas locales —mutuales, colegios y redes parroquiales— que les otorgan base territorial y capacidad de movilización.
A la vez, la articulación con fuerzas políticas como La Libertad Avanza podría traducirse en mayor capacidad para influir en iniciativas legislativas y en la agenda pública. Observadores advierten sobre posibles tensiones entre laicos y sectores religiosos en torno a derechos civiles, y sobre cómo esa presencia reconfigurará equilibrios políticos en regiones donde la pastoral ejercía previamente influencia social.
En síntesis, la llegada de 12 representantes evangélicos al Congreso marca un punto de inflexión en la relación entre política y religiosidad organizada en Argentina, con impacto notable en la Patagonia y con potencial incidencia en futuras discusiones legislativas y políticas públicas.






