La aparición de casos en el país de la denominada “súper gripe” H3N2 (subclado K) encendió señales de alerta en el escenario epidemiológico regional. Esta variante de la influenza A se distingue por una mayor capacidad de transmisión y por cuadros clínicos de mayor intensidad que las cepas estacionales habituales. En un contexto de alta movilidad internacional, las autoridades sanitarias mantienen un monitoreo estrecho para detectar y controlar su ingreso y diseminación.
Clínica y evolución: La H3N2 del subclado K suele debutar con fiebre alta y de inicio súbito, que frecuentemente supera los 38,5 °C y se mantiene durante 48 a 72 horas. A esto se suman cefalea intensa, dolores musculares y articulares muy marcados, y una sensación de agotamiento extremo. En las vías respiratorias predomina una tos seca persistente, a menudo dolorosa por la inflamación de la garganta, junto a congestión nasal severa. En niños y algunos adultos pueden aparecer síntomas gastrointestinales como náuseas y malestar estomacal. Una de las características diferenciales es la rápida progresión hacia el pico sintomático, que obliga al reposo inmediato y puede aumentar el ausentismo laboral y la demanda en guardias médicas.
Riesgos y complicaciones: Aunque la mayoría de los casos evoluciona como una influenza aguda, existe riesgo de complicaciones respiratorias (neumonía, bronquitis severa) en grupos vulnerables. Se recomienda atención urgente ante dificultad respiratoria, dolor persistente en el pecho, confusión o fiebre que no responde a antitérmicos. El uso indiscriminado de antibióticos es innecesario frente a un virus y favorece la resistencia bacteriana.
Prevención y respuesta sanitaria: La principal estrategia de defensa sigue siendo la vacunación anual contra la influenza, cuyas formulaciones fueron actualizadas para incluir las mutaciones recientes del virus A. Además, medidas no farmacológicas como la ventilación de ambientes, lavado frecuente de manos, uso de barbijo en situaciones de riesgo y el aislamiento en caso de síntomas respiratorios continúan siendo fundamentales para evitar brotes, especialmente en escuelas y entornos laborales. Las autoridades sanitarias insisten en la detección temprana, el reporte de casos y la organización de la atención primaria y hospitalaria para mitigar la presión sobre el sistema de salud.
Recomendaciones prácticas: No automedicarse. Consultar al sistema de salud ante signos de alarma. Mantener la vacunación al día, ventilar espacios cerrados y extremar la higiene de manos. Estas acciones combinadas son clave para reducir la transmisión y el impacto social y sanitario de la H3N2 en Argentina.





